sábado, 21 de marzo de 2015

Miguel Ángel a la luz de Gayford, iluminado él a su vez por otros estudiosos de la vida de aquel Hércules del arte redivivo (III).

- Miguel Ángel a la luz de Gayford, iluminado él a su vez por otros estudiosos de la vida de aquel Hércules del arte redivivo (I).
- Miguel Ángel a la luz de Gayford, iluminado él a su vez por otros estudiosos de la vida de aquel Hércules del arte redivivo (II).
- Miguel Ángel a la luz de Gayford, iluminado él a su vez por otros estudiosos de la vida de aquel Hércules del arte redivivo (IV).

Foto de Aurelio Amendola (http://www.aurelioamendola.it/)

Otra entrada con comentarios míos –en negrita– y citas o información sacada de la biografía de Miguel Ángel:

Miguel Ángel. Una vida épica. Martin Gayford. Traducción de Federico Corriente. Taurus. Madrid, 2014. 704 páginas.

 

 

La importancia del papel

- La abundancia de papel  había sido un efecto colateral de la invención de los tipos móviles por parte de Gutemberg. La demanda del material hizo crecer el número de fábricas. La vitela, la principal alternativa al papel para dibujar encima, costaba en una papelería florentina de 1470 catorce veces más.El Renacimiento está íntimamente ligado a la mayor disponibilidad del material, que permitió a los artistas pensar y trabajar de otra forma, algo parecido a la reciente llegada del los ordenadores. M.A., tan atento a los costes de producción de las obras, reciclaba constantemente papel, a menudo rebuscaba entre los desperdicios de su estudio,esquinas libres, trozos  vírgenes de vide papier, hasta el punto de que sus dibujos, “más incluso que los de leonardo”, son a menudo auténticos palimpsestos en los que se mezclan comentarios, esbozos, estudios, citas, listas de gastos,incluso de distintos momentos... Miguitas de pan para seguir el camino de sus días y sus noches. (p. 84)

Espectadores de una ejecución: Jacopo y Renato de Pazzi y Giancarlo Giannini en Annibal the Cannibal

- Jacopo y Renato de Pazzi, culpables del atentado cometido contra Lorenzo y su hermano pequeño, Giuliano de Médici, fueron colgados de las ventanas del Palazzo dela Signoria el 28 de abril de 1478. Ochenta y cinco años después, M.A.  se acordaba de que fue llevado a hombros por su padre o quizá su tío a presenciar la ejecución. Yo me acuerdo de que en el episodio florentino de la serie de Annibal the cannibal el inspector, interpretado por Giancarlo Giannini, también es colgado  del mismo palacio. Al cuerpo moribundo se le cae el móvil al suelo. Al verlo, quizá en la televisión de casa, quizá me pregunté si se habría roto el aparato y lo que me jodería a mí que se me rompiera el móvil nuevo. Me pregunto ahora si puedo entender el mundo a M.A. (p. 95)

- Cartas y whatsapps. Poco nuevo bajo el sol.

- En una biografía de Hölderlin que estoy leyendo (La vida en verso: Biografía poética de Friedrich Hölderlin, Helena Cortés Gabaudan, Libros Hiperión, 2014, p. 245) se habla del ingente número de epístolas que se escribía a finales del S XVIII en Alemania: “Pensemos en  que  en esa época todo el mundo se intercambiaba cartas a todas horas, incluso si vivían la misma ciudad. De Goethe se conservan decenas de miles de cartas, muchas veces dirigidas a personas como Schiller o a Charlotte von Stein que vivían a escasos cinco minutos de su casa de Weimar, por ejemplo. La correspondencia reunida de Lorenzo de Médici está reunida en, por ahora, dieciséis volúmenes. M.A. también escribió un ingente número de cartas, la primera de las cuales está fechada el 2 de julio de 1496. Quizá, hoy hubiera estado encantado con whatsapp, el correo electrónico y esas cosas que a uno empiezan ya a hastiarle. (p. 95)

jueves, 19 de marzo de 2015

Programa semanal y resumen de 50 años

(Fuente de la imagen) "Perseo con la testa di Medusa" di Benvenuto Cellini (Firenze 1500 - Firenze 1571). Bronzo, 1554. Dettaglio. Loggia dei Lanzi, Firenze

Perseo con la cabeza de Perseo en dos momentos distintos que coinciden por un instante. El milagro del arte antes de 1970 , que es cuando Azúa data su fallecimiento sin posible resurrección, salvo a través de la artesanía. Sin añoranza de orden, lloremos hasta reventar, sin orden de añoranza.

Yo, mí, me, conmigo.

Exigencia, malestar con uno mismo, muchos ratos de lectura, los más posibles, y algún instante de ensoñación. También miles de cartuchos de galletas Chiquilín, hasta que el cuerpo dijo basta y, como el de los fumadores, empezó a saborear solo el primer mordisco de la mañana. Después se me hacía bola. Durante más de un año solo leí El País, me despertaba soñando con Ferlosio. Una vez le vi en el Vips de Ortega   y Gasset, una calle y su circunstancia, y estuve a unos metros de él (“Dans son oeil, ciel livide où germe l'ouragan”).

Volver a Hölderlin, a su mesura y a su exceso, todo quintaesenciado en el trato con uno mismo. ¡Pero coño va uno a cuidarse, a quererse, tratarse bien con la cantidad de deudas diarias que contrae! Si de lo que se trata es de entenderse, entonces hay que entrar en el infierno todos los días! Acabemos con la estulticia emocional. Viva la raza de los que buscan sus propios fantasmas y se pasan la vida luchando con ellos. Algo parecido a lo que decía J. Benito, el biógrafo de L. Panero sobre su biografiado.

martes, 17 de marzo de 2015

Totò dixit (reedición). El ingenio (im)productivo que se pierde en el mar de las palabras

Otra entrada sobre totò: - Totò contra Kafka

Totò. - (Ugo Mulas, Galleria civica di Modena)Foto: Ugo Mulas (1957) (Fuente)

Estas son algunas de sus gracias de Totò, tomadas casi todas de sus muchísimas películas, realizadas entre 1937 y 1967. Fellini, considerando los milagros que Totò era capaz de hacer cuando actuaba, propuso su santificación. Y es que el guión era para él una simple indicación a partir de la que elaboraba sentencias, ocurrencias, máximas, greguerías, chascarrillos y  lo que hiciera falta con tal de hacer el milagro de la gracia, gala de su ingenio, dando a veces muestra de cierta incontinencia verbal. Un san Antonio de Padua (predicador del que se conserva su lengua, una estupenda reliquia) de la ocurrencia. Ya se sabe que hay quien prefiere perder una amigo a perder la ocasión de hacer una broma, meglio perdere un amico che una battuta. El libro que recoge muchas de sus salidas se titula Badi come parli, Totò, a cura di M. Amorosi con la collaborazione de Liliana de Curtis, Milano, Rizzoli, 1994. He aquí algunas de sus frases torpemente traducidas:

- En la vida no estamos nunca solos, tenemos siempre alguna apendicitis.

- Se me murió mi primera mujer, después la segunda. Me he quedado huérfano.

- No me mate, soy hijo único.

- Vds. dicen que estoy muerto. Por Dios, si lo hubiera sabido habría venido vestido de luto.

- La viuda es la mujer de un cadáver.

- Se de una mujer que se desmayó y cuando volvió en sí llevaba muerta dos días.

- Contéstame a una cosa: ¿Tu tío sigue muerto, no?

- ¿Por qué se las llama mujeres de vida alegre si se ríen tan poco?

- Señor, de su mujer me gusta casi todo, menos el marido.

- Con una chica tan guapa yo me caso hasta dos veces al día. Pero los domingos…descanso.

- Una mujer guapísima, exuberante, una mujer de dos plazas.

- ¿Vd. es viudo de su mujer? Mi más sincera felicitación.

- Tomo los cafés de tres en tres para ahorrar dos propinas.

- Eligiendo las armas: ¿Sable, espada o pistola? Para él, la espada; para mí, la pistola.

- En mi casa en el café con leche no ponemos nada, ni café ni leche.

- ¿Qué hora es? ¿La una y media? Qué bien, así podemos saltarnos perfectamente el desayuno.

- El acné juvenil se cura con la vejez.

- El Cha cha cha es un proverbio chino.

- El emperador Tiberio cuando estaba de luto riguroso se iba con las esclavas negras. Por delicadeza.

- El sol africano es tremendo, produce golpes de insolencia.

- Yo no tengo nada más que lo que he robado.

- Estas ostras apestan. Dice que vienen del cantábrico. Pues habrán venido a pie, con una paradita en Cabrales. De todas manera, huelan mal o no a mí me da igual.

- La civilización consiste en tener todo lo quieres cuando no te hace falta.

- ¿La diapositiva no será, por casualidad, una enfermedad?

domingo, 15 de marzo de 2015

Totò contra Kafka


En general, hay algo de Kafka en Totò, en esta escena en particular. Un escenario parecido a los de El proceso. Mostradores monstruosos tras los que se ocultan representantes del orden a los que necesitamos y de los que aborrecemos, a los que sin embargo siempre tenemos algo que demostrar, con los que no podemos dejar de tener deudas, hacia los que nos unen hilos flexibles, irrompibles...como si fueran una proyección de nosotros mismos, del trato esquizoide que estamos condenados a darnos. Balanzas gigantescas en las que se pesa nuestra culpa por un importe que no podemos asumir, condenados a comprar lo que no queremos, a aparentar lo que no querríamos querer. En Kafka no se intenta engañar, hay en el héroe una especie de ingenua contrafé, un afán por demostrar algo que no interesa a quien investiga, a quien imparte justicia. Todo está dicho desde el principio. Todo lo más hay variaciones en la escenificación del desastre, personajes que de repente dibujan efímeras ventanas de luz en El Castillo.  
Sabemos que los héroes kafkianos acaban dejándose las uñas al rascar en la piedra de los altos muros. Esa es su tragicómica maldición, una hazaña inútil. Totò, en cambio, se cuela por las grietas del ingenio improductivo (Marina), se queda colgado de un calambour como quien se sube a la luna por un instante, orgulloso de su pírrica victoria sobre el tedio. En los dos, Kafka y Totò, hay una desesperación comparable. Los personajes kafkianos añoran un orden imposible de entender, son víctimas de su rectitud. Totò es víctima de sí mismo, de un individualismo radical. No engaña a nadie, solo se entretiene, solo nos distrae. Pero, ay, quien más se distrae es quien mejor conoce la sima de la que necesita alejarse, quien más aprecia el humor es quien mejor conoce el lado negro de la vida. Totò necesita olvidar, pasa el rato quitándose de encima la pesadumbre de la carga que lleva, Kafka baila llevando a cuestas esa carga.


https://www.youtube.com/watch?v=BagJx18xCE4