domingo, 21 de abril de 2013

Otro (auto)retrato de Baudelaire. En la mirada está el principio de la condenación y de la salvación individual.

 

L’observateur est un prince qui jouit partout de son incognito (Le peintre de la vie moderne, Ch. B.)

Adieu vive clarté de nos étés trop courts! (Chant d’automne, Ch. B.)

 

Se presenta un autorretrato de Baudelaire en la exposición dedicada al escultor romántico Geoffroy-Dechaume (1816-1892).

Me pasa con Baudelaire lo mismo que con otros grandes poetas, que la lectura continuada me satura y solo soy capaz de admirarlos hasta la incredulidad en pequeñas dosis. Hace unos días, buscando en un libro de Semprún  (Adiós, luz de veranos…)  recuerdos suyos sobre la proclamación de la Segunda república española,  me topé con la segunda estrofa de Le beau navire (Cuando vas barriendo el aire con tu gran falda/pareces una hermosa nave que se adentra en el mar/cargada de tela y se balancea/ con un suave ritmo, perezoso y lento). Entonces me olvido de Semprún e intento acercarme a la fuente primera de calor, la misma que me quemó cuando la tuve directamente entre las manos.

Encuentro, además, la noticia de que ha aparecido otro autorretrato de Baudelaire:

151159362-06544d63-db8d-4a8a-b952-ec49babb72abFuente

Y me acuerdo de lo que dice Calasso en La folie Baudelaire, que hay una luz Baudelaire que ilumina aquello que mira , como si fuera el verdadero rey Midas de la mirada, aquel que no se deja deslumbrar por el brillo y acierta en lo que ve, más que en busca de la felicidad, a la caza de su promesa, una hermosa sombra nada más. Los autorretratos que hizo,  es eso lo que tienen en común, unos ojos que escrutan, acumulan, parecen dominados por una mezcla de feliz inconsciencia y absoluta determinación, certeramente poseídos.  Mirada ávida y al tiempo extremadamente selectiva, aunque, a menudo, la selección vaya a pasar por filtros inconscientes que la cargan de significados implícitos antes de terminar, si por suerte así fuere, en obra escrita. También en las fotos de él que  han llegado hasta nosotros son los ojos lo que atrae nuestra mirada, como si quisiera recordarnos que antes de la  fantasque escrime con las palabras a la que se entregaba a la búsqueda de rimas, estaba la mirada. Por cierto, la ruptura con Jeanne también fue vivida por él como un velo oscuro delante de los ojos (Calasso, ibid, p. 60 de la edición de bolsillo italiana).

Fuentes de los retratos:  2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15. En otros casos, la fuente aparece a pie de foto.

 

(Auto)retratos:

Autorretrato

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Autorretrato3. Este autorretrato todavía puede verse en la exposición Luces de bohemia, a cuya presencia en el Grand Palais, de Paris, se dedicó una entrada en este blog.

Autorretrato4

 

Autorretrato5

 

Autorretrato6

 

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baudelaire_literatura_06Fuente

 

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Fotos:

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Charles Baudelaire.jpg11

 

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 Etienne Carjat - Charles Baudelaire (1821-67) with Engravings, c.1863 (b/w photo) Fuente

El retrato de Courbet, Baudelaire, trébuchant sur les mots comme sur les pavés:

15 (Courbet)

Otro retrato:

 Emile Deroy - Portrait of Charles Baudelaire (1821-67)16 (retrato de Emile Deroy)

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