sábado, 11 de agosto de 2012

Lecturas de verano 2012 (XV). Pelarse al sol o con pegamento Imedio. 243 postales a todo color de Perec y los despellejamientos de N. Criado que pueden herir su sensibilidad

 
- Lecturas de verano (2010)
- Lecturas de verano 2012 (I). Amor con hache.
- Lecturas de verano 2012 (II). La edad de oro de las subvenciones.
- Lecturas de verano 2012 (III). Dieta de adelgazamiento del estado.
- Lecturas de verano 2012 (IV). Noli me tangere: neodespotismo ilustrado.
- Lecturas de verano 2012 (V). Exposiciones (I).
- Lecturas de verano 2012 (VI). Exposiciones (II). Nacho Criado, el peso de la imagen.
- Lecturas de verano 2012 (VII). Exposiciones (III). ¡…y no estabas tú!
- Lecturas de verano 2012 (VIII). Feisbuquización de muro de cemento
- Lecturas de verano 2012 (IX). Exposiciones (IV). Malos días para la tristeza
Lecturas de verano 2012 (X). Perroposiciones entre las flores, según la RAE
- Lecturas de verano 2012 (XI). Exposiciones (V). Neo dandismo
- Lecturas de verano 2012 (XII). Lecciones mineras
- Lecturas de verano 2012 (XIII). Fomento de la (contra)cultura. Éramos unos niños, de Patti Smith. Pequeña reseña y un fragmento ilustrado. Rodilla herida por un rayo
- Descanso parcial de las lecturas de verano 2012 (XIV). Dormir y leer entre horas. Come on, shut up, why don’t you sleep with me?

On campe à côté de Formentera. Beau temps. Plage immense. Les épaules me cuisent. Doux baiser à tous et à toutes (L’infraordinaire. deux cente quarante-trois cartes postales en couleurs véritables, Geoges Perec)
Cuando yo era niño, pelarse los hombros por haber tomado el sol en exceso era una experiencia de lo más común, casi un rito que inauguraba el verdadero verano, el verano de las vacaciones. Tirar de los pellejos que iban saliendo servía para satisfacer el morbo de quienes adoraban la actividad, a menudo hijas que pelaban a sus padres, para tontear con chicos o chicas de edades parecidas o simplemente para ver de cerca los deshechos de los que somos capaces de desprendernos. Pero, sobre todo, yo creo que a mí me servía para sentir vivo mi propio cuerpo adolescente, como cuando me daba un golpe leve y admiraba el moratón resultante, me mordía  las uñas hasta tener pequeñas infecciones, me quitaba costras antes de tiempo, me arrancaba una espinilla inoportuna, me enredaba el pelo alrededor del dedo índice, me aplicaba o dejaba aplicar un chupón. Desde luego, todas esas cosas no solían ocurrir al mismo tiempo, sino que pasaba por periodos proclives a una u otra, siguiendo quizá una lógica que solo el psicoanálisis podría aclarar.
Después, tengo la impresión de que las campañas de prevención del cáncer de piel han ido, poco a poco, acabando con las despreocupación de tostarse los hombros. Sin embargo, tengo un amigo, médico para más inri, al que, hasta cumplir los 50, he visto quemarse los hombros yo diría que a posta, en el campo, la piscina o la playa. Mi conclusión es que lo lo hacía para, como dice la canción, volver (desesperadamente) a los 17, porque, en efecto, lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber,/ ni el mas claro proceder ni el mas ancho pensamiento. En cualquiera caso, el verano era, sin duda, el momento de despellejarse con la espalda al aire o con el antebrazo en ademán de bailar el sirtaki. Pellejos de todo tipo, largos, que hacían casi daño, porque todavía no estaban del todo maduros para tirar de ellos hasta el final, ahuecados  como pompas, o apenas visibles, como agarraderos de  experto escalador, hacían las delicias de los aficionados.

Título original: L'infra-ordinaire
1ª edición en francés: 1989 (póstumo)
1ª edición en español: 2008
Editorial: Impedimenta
Traducción: Mercedes Cebrián


G. Perec, en uno de los capítulos de su libro póstumo L’infra-ordinaire (1989), recoge doscientas cuarenta y tres postales a todo color. Se trata de textos que recuerdan los mensajes prefabricados para distintas situaciones. Como los de, por ejemplo, los teléfonos móviles. Si en un christmas es difícil que no aparezcan los deseos de que el año entrante sea feliz o próspero, en las cartas postales veraniegas de vacaciones, como lo son las de Perec, es raro que no aparezcan referencias al tiempo meteorológico, y en particular al sol. En la neutra recreación perequiana de la normalidad no podían faltar tampoco otros lugares comunes estivales, amigos, diversión, ligues, paseos al borde del mar o la montaña…Los detalles de intención, los rasgos de estilo, yo diría, que si se leen con atención las postales, se hacen presentes a través de  variaciones mínimas o repeticiones en el orden de aparición de los lugares comunes.
En el caso que nos ocupa, me interesan las referencias al sol dañino, que quema la piel, el coup de soleil, una de las cuestiones más recurrentes. He aquí algunos ejemplos de cómo se refiere Perec a esa leitmotiv del guión veraniego. Cada frase separada por un punto está presente en una postal distinta. Las ordeno alrededor de la idea central que aparece en ellas. Entre paréntesis aparece el número de repeticiones de cada una:

Coup de soleil:
J’ai pris un coup de soleil (16). J’ai attrapé un coup de soleil (3). J’ai un coup de soleil. À force de rester sur la plage, j’ai pris un coup de soleil.  J’ai attrapé un sacré coup de soleil.  J’ai même pris un coup de soleil. J’ai  pris un de ces coups de soleil!   Coups de soleils. On pense a vos coups de soleil!!! Tu verras mes coups de soleil. Soleil et coups de soleil.  Nombreux et magnifiques coups de soleil consécutifs à trop de lézardages sur le sable! . Belles et longues journées sur le plages, mais faut faire gaffe aux coups de soleil. Plein de coups de soleil! Very romantic, mais on risque d’attraper un coup de soleil. On a des coups de soleil comme des tomates. …on régrette un peu la plage (pas les coups de soleil). Je suis resté un peu trop au soleil. J’ai failli attraper une insolation. Je suis rouge comme une écrevisse. Ah qu’on est bien (malgré les coups de soleil). Ah ce qu’on est bien (malgré les coups de soleil!).
Se cuir au soleil:
On cuit au soleil. Les épaules me cuisent.. On est rouges comme des coqs mais c’est quand-même chouette. On bronze et on bouffe, on rebronze et même on cuit. Le soleil tape, j’ai un grand chapeau… Le soleil tape dur. Le soleil tape dur, mais la nourriture est esquise. Grand soleil. Le soleil est de la partie.
Otras veces, sin embargo la actividad de tomar el sol no se presenta ligada al exceso, sino que simplemente se hace referencia a ella o incluso se liga a actividades  lúdicas.
On bronze (4).  On se laisse bronzer (4).  On se fait bronzer.  On bronze au vent du large.  On bronze sur la plage (2). On bronze un peu sur les plages. On bronze sur la plage et on joue au scrabble. On bronze au soleil anglais. On se laisse bronzer au soleil. On va tous le jours à la mer se laisser bronzer.  Longues séances de bronzage (3). Séances de bronzage sur la plage. Grandes séances de bronzage. On est toute une bande a se dorer sur le sable.
…on se bronze au soleil de minuit. Ça vaut mieux que bronzer idiot.
On se dore au soleil (8). On se dore sur les plages.  Ah que c’est bon de se laisser dorer au soleil. 
Pensées ensoleillées. Farniente au soleil au bord de la piscine.    Peau tanné par le soleil.  …beaucoup de siestes au soleil. Farniente sur la plage au soleil

Otro tipo de peladura infantil tenía que ver con el uso doméstico y escolar del pegamento Imedio y no y medio, para mi sorpresa, aunque otros, como el Supergen o, incluso, la cola blanca, también producían efectos asimilables al Imedio. la cosa consistía en dejar que los dedos se pringaran para después pelarlos, sobre todo con los dientes. Lo extraído se podía tirar al suelo, al cenicero o medio masticar. El video que Nacho Criado hizo pertenece a este tipo de peladura regenerativa que, como rezaba el aviso, puede llegar a herir su sensibilidad.

image

image

image
Fotograma de la obra de Nacho Criado (Exposición Agentes colaboradores)

Fuente de esta última imagen

miércoles, 8 de agosto de 2012

Muere Robert Hughes, maestro de la altísima divulgación que disfrutó del arte y supo contarlo.

 

Fuente de la imagen: Chester Higgins Jr./The New York Time

 

Se ocupa la prensa nacional y la internacional de la muerte de R. Hughes, el conocido crítico de arte que trabajó durante muchos años para la revista Time. Mis dos últimas lecturas de obras suyas me merecen una opinión desigual. La primera  Barcelona la gran hechicera (Latitudes, National Geographic, 2005, p. 120 p.

121. Trad. Esther Roig), sin carecer de interés y momentos brillantes, está quizá lastrada por la excesiva presencia de amigos de la alta sociedad político cultural catalana, que confieren al texto un tono mundano en el que lo artístico parece, por momentos, una mera nota de color más en el bagaje del gentleman internacional. Alguien como Hughes, de gustos tan hondos y enraizados, no me parece que dé lo mejor de sí mismo en esa mezcla de high class diario y descripción de la ciudad modernista tan hondamente transformada por las Olimpiadas del 92. Roma. Una historia cultural, por el contrario, es un texto modélico de alta divulgación histórico artística y cultural, entendiendo por cultura no sólo esas actividades que financian o financiaban los ministerios del ramo, sino todo producto de la intervención humana.

Roma. Una historia cultural, Robert Hughes. Traducción de Enrique Herrando. Crítica. Barcelona, 2011. 608 páginas. 32 euros.

El gusto por lo descrito y, sobre todo, el amor por el detalle vivificador, el bendito detalle de Navokov, hacen del texto un dechado de intensidad y, al tiempo, de amenidad. El ojo certero de Hughes satisface la curiosidad del lector con inesperadas informaciones, que, cuando no se conocían, dejan buen sabor de boca y que, cuando se sabían, evocan viajes o lecturas acertadas. He aquí algunos ejemplos:

- “Las partes de las termas imperiales que aún siguen en pie han sido una constante fuente de inspiración para los arquitectos contemporáneos…Las thermae romanas proporcionaron los modelos para dos impresionantes expresiones del halo de misterio de los viajes norteamericanos del siglo XX: La Grand Central Station y la antigua estación de Pensilvania, 1902-1911, de McKim, Mead y White…Las Termas de Caracalla también proporcionaron el prototipo para una gran obra maestra del siglo XIX de Nueva York: los frescos y augustos espacios  del vestíbulo de la entrada del Museo Metropolitano de Arte, de R. M. Hunt”, p. 149.

- “La mayoría de los visitantes, cuando ven la escultura de los Niños Fundadores mamando las cónicas tetillas que cuelgan de la lupa en el Museo dei Conservatori, lógicamente piensan que se trata de la obra original. No lo es: la loba es antigua y la fundió un artesano etrusco en el siglo V a. C., pero Rómulo y Remo fueron añadidos entre los años 1484 y 1496 por el artista florentino Antonio del Pollaiuolo, p. 22

- Al hablar de la entrada de los militares triunfadores en Roma, encabezando a sus tropas:  “Los soldados alzaban un canto de alabanza  Io triumphe!, y cantaban canciones ligeramente obscenas, los versos fesnescinos, en los que se burlaban de su líder; una estrofa típica sobre César (que estaba calvo y era conocido por sus apetitos sexuales) decía:

A casa traemos al calvo follador,/doncellas romanas, atrancad vuestras puertas;/ pues el oro romano que le enviasteis/ se fue en pagar a sus putas galas, p. 63

- “De vez en cuando,  podía hacer acto de presencia plostra estercoraria o carretas de recolección de mierda, pero no se podía confiar en ello. la expulsión de basura y deshechos a la vía pública normalmente tenia lugar al anochecer. Ese era uno de los inconvenientes de la vida en la antigua Roma, especialmente ya que (como la terracota tosca no tenía ningún valor) era costumbre lanzar el recipiente junto con sus contenidos”, p. 75

- Refiriéndose al Coliseo: “la palabra no significa edificio gigantesco, sino que significaba lugar del coloso: una distinción necesaria, porque el coloso en cuestión era una estatua real. Era un retrato del emperador Nerón, fundido en bronce por el escultor griego Zenodoro, desnudo y de unos 120 pies romanos de altura (según Suetonio)…, p. 142

Los ejemplos  podrían no limitarse, como acurre con los citados, a la Roma premedieval, pero he preferido que se refiriesen a un periodo homogéneo. Sin embargo, la profusión de pinceladas llamativas no debe hacer pensar que se trate de un libro de curiosidades, porque, en último término, resulta una síntesis convincente de lo tratado.                             Fuente: Tim Robinson/WNET13

Pero, volviendo a la vida de Hughes, me gustaría reproducir una parte del prólogo del libro que quizá explique esa predilección suya por el detalle, por la concreción que I. Calvino quería para la literatura del siglo XXI. El autor cuenta cómo, tras su llegada a Roma en 1959 desde su Australia natal, se encuentra con la materialidad de la ciudad sobre la que había leído, pero necesita ver: “(Roma) es un perfecto ejemplo, sublime y exorbitantemente complicado, de la sustancialidad de los edificios y de otros objetos construidos, de su resistencia a la abstracción. eso es algo que un estudiante en realidad no puede llegar a comprender escuchando clases en la universidad (…).Tampoco…mirando fotografías . Hay que comprender, y sólo se puede comprender a través de la presencia del propio objeto”, p. 17. El objeto talismán que inició a Hughes fue la estatua de bronce del emperador Marco Aurelio:

imageimageimageimage

P., 19

Las tres imágenes que siguen son solo una fotos que hice en Roma, pero quizá ayuden a quien haya vivido una experiencia semejante a la descrita por Hughes a recordarla. En fin, Hughes se ha muerto, pero que le quiten lo visto.

 

photo (1)

 

photo (2)

 

photo

Entresaco de la nota necrológica que el NYT le dedica algunas opiniones de Hughes sobre artistas contemporáneos. Como podrá observarse, Hughes no se mordía la lengua ni en la crítica acerba ni en el elogio. Sus juicios se basaban, como ocurre con los buenos críticos, en la sinceridad que se deriva del placer o el disgusto razonados, respecto a los cuales no cabe sino fidelidad:

Jeff Koons:  “So overexposed that it loses nothing in reproduction and gains nothing in the original.”

Warhol:  “The alienation of the artist, of which one heard so much talk a few years ago no longer exists for Warhol: his ideal society has crystallized round him and learned to love his entropy.”

Lucian Freud: “Every inch of the surface has to be won must be argued through, bears the traces of curiosity and inquisition — above all, takes nothing for granted and demands active engagement from the viewer as its right.” “Nothing of this kind happens with Warhol, or Gilbert and George, or any of the other image-scavengers and recyclers who infest the wretchedly stylish woods of an already decayed, pulped-out postmodernism.”

martes, 7 de agosto de 2012

Descanso parcial de las lecturas de verano 2012 (XIV). Dormir y leer entre horas. Come on, shut up, why don’t you sleep with me?

 

Aforismos:

El asombro vive de la casualidad. En la ley se asfixia (E. Canetti)

Lo entrevisto se ve mejor y dura más que lo visto  (J.R.J.)

En el principio era el Verbo y en el final el lugar común (S. J. Lec)

Lo igual para todos no interesa a nadie (A. Porchia)

Los pájaros son pensamientos perfectos (C. E. de Ory)

El primer animal doméstico de Adán después de la expulsión del Paraíso fue la serpiente (F. J. Kafka)

Es bien sabido que los ratitos son más largos que los ratos (G. Ch Lichtenberg)

 

La rutina puede con todo, ayuda a sobrevivir, pero impide disfrutar, porque borra el lazo mágico que une la experiencia a su bautismo. Lo dijo Borges:

Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

Y, hecho de consonantes y vocales,
Habrá un terrible Nombre, que la esencia
Cifre de Dios y que la Omnipotencia
Guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
En el Jardín. La herrumbre del pecado
(Dicen los cabalistas) lo ha borrado
Y las generaciones lo perdieron.

 

La flor que tu me diste solo fue flor la primera vez. Después, no vuelve a serlo casi nunca y menos si se regala en ramo y con tarjeta prefabricada.  Encontrar un equilibrio entre la desesperación por no poder vivir casi nada importante por primera vez y los miles de variaciones que, con un poco de suerte e ingenio, se pueden inventar, buscar un precario punto de apoyo entre el imposible entusiasmo y la probable desesperación, en eso quizá consiste envejecer bien. No es de extrañar que a partir de los cuarenta muchos tomen solo café para desayunar, porque no les entra nada, como si ya tuvieran la cosa demasiado vista para ponerse a tostar pan. Quizá prefieren mantener vivo el recuerdo de aquella mermelada a que se lo machaque la rutina. Porque, ya se sabe que volver, lo que se dice sentir que se vuelve cuesta no menos de veinte años, como recuerda la canción.

El verano es buen momento para revivir el sueño descontextualizado de la rutina del ritmo circadiano. Sentir el despertar como un renacimiento de las sombras, volver a notar el cuerpo, aunque a estas alturas sea más a través de pequeños dolores que a través de las ganas de ponerse de pie o la trempera. La siesta, a la hora que sea, la del obispo, la del burro, de la burra, del carnero, del canónigo, relámpago, relax, regia, narcoléptica, alcohólica, sexuada, bajo el sol, cerca del ventilador, con la tele puesta, con el móvil en la mano, en la piscina o junto al río, para quien durante el año no puede hacerla, es un terreno abonado para revivir tímidamente el significado del sueño, lo que una vez quiso decir abrir los ojos al despertar.

Pero no se crean que la cosa va a durar todas las vacaciones, con suerte, uno o dos días, que la rutina, con los años, empieza incluso a notarse antes de haber empezado algo

image

 

14072012198

 

image

 

image

 

Foto2675

 

03122011328

Come on, shut up,why don’t you sleep with me?