martes, 7 de agosto de 2012

Descanso parcial de las lecturas de verano 2012 (XIV). Dormir y leer entre horas. Come on, shut up, why don’t you sleep with me?

 

Aforismos:

El asombro vive de la casualidad. En la ley se asfixia (E. Canetti)

Lo entrevisto se ve mejor y dura más que lo visto  (J.R.J.)

En el principio era el Verbo y en el final el lugar común (S. J. Lec)

Lo igual para todos no interesa a nadie (A. Porchia)

Los pájaros son pensamientos perfectos (C. E. de Ory)

El primer animal doméstico de Adán después de la expulsión del Paraíso fue la serpiente (F. J. Kafka)

Es bien sabido que los ratitos son más largos que los ratos (G. Ch Lichtenberg)

 

La rutina puede con todo, ayuda a sobrevivir, pero impide disfrutar, porque borra el lazo mágico que une la experiencia a su bautismo. Lo dijo Borges:

Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

Y, hecho de consonantes y vocales,
Habrá un terrible Nombre, que la esencia
Cifre de Dios y que la Omnipotencia
Guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
En el Jardín. La herrumbre del pecado
(Dicen los cabalistas) lo ha borrado
Y las generaciones lo perdieron.

 

La flor que tu me diste solo fue flor la primera vez. Después, no vuelve a serlo casi nunca y menos si se regala en ramo y con tarjeta prefabricada.  Encontrar un equilibrio entre la desesperación por no poder vivir casi nada importante por primera vez y los miles de variaciones que, con un poco de suerte e ingenio, se pueden inventar, buscar un precario punto de apoyo entre el imposible entusiasmo y la probable desesperación, en eso quizá consiste envejecer bien. No es de extrañar que a partir de los cuarenta muchos tomen solo café para desayunar, porque no les entra nada, como si ya tuvieran la cosa demasiado vista para ponerse a tostar pan. Quizá prefieren mantener vivo el recuerdo de aquella mermelada a que se lo machaque la rutina. Porque, ya se sabe que volver, lo que se dice sentir que se vuelve cuesta no menos de veinte años, como recuerda la canción.

El verano es buen momento para revivir el sueño descontextualizado de la rutina del ritmo circadiano. Sentir el despertar como un renacimiento de las sombras, volver a notar el cuerpo, aunque a estas alturas sea más a través de pequeños dolores que a través de las ganas de ponerse de pie o la trempera. La siesta, a la hora que sea, la del obispo, la del burro, de la burra, del carnero, del canónigo, relámpago, relax, regia, narcoléptica, alcohólica, sexuada, bajo el sol, cerca del ventilador, con la tele puesta, con el móvil en la mano, en la piscina o junto al río, para quien durante el año no puede hacerla, es un terreno abonado para revivir tímidamente el significado del sueño, lo que una vez quiso decir abrir los ojos al despertar.

Pero no se crean que la cosa va a durar todas las vacaciones, con suerte, uno o dos días, que la rutina, con los años, empieza incluso a notarse antes de haber empezado algo

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Come on, shut up,why don’t you sleep with me?

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