miércoles, 16 de mayo de 2012

Muere Carlos Fuentes, todo en uno

“A más del evidente talento, Carlos Fuentes tenía una notable capacidad de trabajo. En aquella nuestra segunda vuelta a México vivíamos de nuevo en un apartamento de la calle Tíber, casi enfrente de su casona, y a altas horas de la noche veíamos la lucecita de la que nos había dicho que era su habitación, o su estudio. ¿Cómo se las arreglaba para estar allí escribiendo cuando –pensábamos Iris y yo- durante el día iba para arriba y para abajo, cuidando sus relaciones, haciendo amigos nuevos, aprovechando ocasiones para promover la Revista Mexicana de Literatura y su propia imagen, y cuando, en la misma noche había estado en fiestas, o dando fiestas en las que las invitadas eran las coristas que bailaban el mambo de Pérez Prado…” (Blanco Aguinaga, Carlos, De mal asiento, Caballo de Troya, 2010, p. 78-79)
La cita de Blanco Aguinaga ofrece una imagen seguramente certera de Carlos Fuentes, hombre comprometido con una obra literaria comprometida, ilustrado de amplios intereses, personaje notable de la aristocracia de izquierdas, conferenciante por el mundo, articulista de grandes periódicos, profesor de grandes universidades, promotor de iniciativas varias, cosmopolita plurilingüe, seductor de actrices, hombre mundano, fino, elegante y, según muchos, muy generoso. Para todito eso le dio su vida, que ayer terminó a los 83 años.

Una de sus novelas,  Diana o la cazadora solitaria, contiene una reflexión sobre los aragoneses, que me ha traído a la cabeza su recientísima muerte:

(…) Buñuel compartía la tierra natal con Goya. Aragón, de fama solar de testarudos. La verdad es que nadie sueña más que sus hijos. Son sueños extremos, de aquelarre de brujas y de comunicación entre hombres, animales e insectos. Bien se sabe que las hormigas son los seres vivos que mejor se comunican entre sí, telepáticamente, a grandes distancia, yo creo que Luis Buñuel era un apasionado de la entomología porque los aragoneses, como las hormigas, se comunican de lejos en el espacio, pero también en el tiempo. Están en contacto mediante las pesadillas, las brujas, los tambores.

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Fuentes, Carlos, Diana o la cazadora solitaria, Madrid, Alfaguara, 1994, p., 167.

La novela, roman à clef transparente, trata de los amores entre Fuentes y J. Seberg, que en la novela aparece con el pseudónimo Diana Soren.  En un momento dado, el protagonista va a ciudad de Méjico y visita a Buñuel. Así se explica la cita.

 

Fuente del gif: http://casabet64.tumblr.com/

Carlos Fuentes nació de padres mexicanos en Panamá, el 11 de noviembre de 1928 y falleció el 15 de mayo de 2012. Su padre era diplomático, y pasó su infancia en diversas capitales de América: Montevideo, Río de Janeiro, Washington D.C, Santiago de Chile, Quito y Buenos Aires, ciudad a la que su padre llega en 1934 como consejero de la embajada de México. <br /> 

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