sábado, 22 de enero de 2011

Algunas aldabas de Madrid (I)

¿Qué significa –por ejemplo- el que, de repente, como una pequeña explosión, te veas corriendo hacia la puerta del 40 de Santiago, no hacia la 28, tu casa, que quedaba más allá, y llames desesperadamente con la aldaba para que te abran porque vienen hacia ti dos bueyes enloquecidos?
Blanco Aguinaga, Carlos, Por el mundo, Infancia, guerra y principio de un exilio afortunado, Alberdania, 2007, p. 15
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Foto1746 Detalle de la foto anterior


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jueves, 20 de enero de 2011

Berluconadas: pero por qué lo llama amor si lo que quiere decir es sexo o al revés

Lo de Berlusconi con las fiestas es el cuento de nunca acabar. Ahora resulta que, según la prensa italiana, llamaba Bunga-Bunga a lo que otros llaman aquí chunda-chunda. Se trataba de fiestas de tono entre subido e muy subido en las que participaban aspirantes a artistas del espectaculo (sic). En un momento dado las señoritas se aligeraban de ropa y se ponían uniformes de policía o ropa de enfermera, pero solo de cintura para abajo.



Vamos, que se quedaban con el pecho al aire y se ponían a bailar como si les fuera en ello la vida. Y si no la vida, por lo menos llegar a fin de mes si que les iba, porque a cambio de los contoneos recibían buenas compensaciones. Al final de la velada, el emperador se quedaba con la elegida y vaya Vd. a saber la de partidas de parchís o de cartas a lo Viridiana que se echaban. El problema más serio de Berlusconi es que una de las invitadas era menor, Ruby, y un día cualquiera le dio por robar. La llevaron a comisaria y hasta allí llegó la llamada del emperador para interesarse por aquella chica. Dijo que era la sobrina de Mubarak y que la pusieran bajo custodia de una de sus acólitas, una de esas azafatas televisivas cuya carrera política ha promovido, Nicole Minetti. A partir de ahí los fiscales hicieron un seguimiento de los hechos, escuchas telefónicas incluidas, y llegaron a la conclusión de que Berlusconi estaba al corriente de que se trataba de una menor con la que habría mantenido relaciones sexuales remuneradas.


Pero, en fin, si alguien está interesado en los hechos puede reconstruir la historia a través de la prensa internacional, que se ha ocupado abundantemente de los detalles de esta sórdida historia en la que, en grandes dosis, se mezcla sexo, poder, dinero, mal gusto, pobreza, infames patrones culturales, vulgaridad y lucha desesperada, demasiado desesperada contra la edad, contra la muerte, contra la soledad. Porque, al final Berlusconi da pena, una pena que aparece incluso en algunas de las declaraciones de las asitentes a las fiestas Bunga-bunaga, una pena mezclada a otros sentimientos menos nobles, pero pena al cabo, por no poder afrontar los postreros años de su vida con la dignidad, la gracia, el señorío de un buen primer ministro republicano, sea de izquierdas, derechas o centro, tenga los gustos que tenga y se divierta como se divierta. Eso sí, sin abusar de su poder ni saltarse la ley a la torera.


Stampa, Corriere della Sera, Guardian, Libération, El País, Frankfurter Allgemeine Zeitung, otros.

Y llegan también ecos menudo de las pasiones que desata este personaje, para bien y para mal. Un ejemplo de antipatía lo han dado los familiares de un anciano, Adriano Alloni, recientemente fallecido a los 80 años. En una de esas grandes esquelas que tanto chocan a quienes visitan Italia han recogido uno de los comentarios que hacía el finado: que le daba rabia irse de este mundo antes que Berlusconi:


El comentario, en habla de la zona de Pavía, aparece como encabezamiento de la esquela: Il nonno riusciva a farci ridere sempre: L´unic dispiasè lè ves andà prima del Berlusca.

Pseudo Romance:


El desdichado Berlusca
yo soy, que rey ser solía;
el que por yerro de amor
tiene su alma perdida,
por cuyos negros pecados
toda Italia es destruida.
Por Dios te ruego, juez,
por Dios y santa María,
que me oigas en confesión
que todo menos finar quería—. (…)


Estando en estas razones
voz de los cielos se oía:
—Absuélvelo, juez,
absuélvelo por tu vida
y dale la penitencia
en su sepultura misma—.
Fuéle luego revelado,
de parte de Dios un día,
que le meta en Arcore


con una culebra viva,
y esto tome en penitencia
por el mal que hecho había. (…)


El Berlusca, de esto poco gozoso,
luego en obra lo ponía.
Métese como Dios manda,
para allí penar su vida;
el juez, muy saía,
mírale el tercero día.
Dice: —¿Cómo os va, buen Berlusca?
¿Vaos bien con la compañía?—.
-Hasta ahora no me ha tocado,
porque Dios no lo quería.
Ruega por mí, juez,
porque nunca acabe mi vida—.


El juez lloraba,
gran compasión le tenía;
comenzole a consolar
y esforzar cuanto podía.
Después vuelve el ermitaño
a ver ya si muerto había.
Rogaba a Dios a su lado
todas las horas del día.
—¿Cómo te va, penitente,
con tu fuerte compañía?—.
—Ya me come, ya me come,
por do más pecado había.
en derecho al corazón
fuente de mi gran desdicha—.


Las campanas del cielo
sones hacen de alegría;
las campanas de la tierra
ellas solas se tañían;
el cuerpo del penitente
para los cielos de dicha subía.


Speudoromance del emperador Berlusca

Para poquísimos happy? few a los que les puedan interesar las novedades de la declaración de la renta de 2011 en Italia.

Novedades, curiosidades apasionantes, detalles transcendentes para la vida cotidiana de los estudiantes de italiano que cada vez se preocupan más por temas como la declaración de hacienda de 2011 en Italia. Y es que en el fondo a todos nos preocupa cómo viven en otros países y si los contribuyentes son mejor tratados. Qué  consuelo, qué apoyo para afrontar el día por venir, qué gran solaz saber que otros pagan más o se pueden descontar menos; sin embargo, qué amargura, desazón y mala cara para el resto de la mañana saber que pagan menos o que se pueden desgravar por conceptos por los que otros no podemos:

Arriva il nuovo modello 730, tutte le detrazioni per il 2011.

P.S: Pido disculpas por la poca chicha de la entrada.

martes, 18 de enero de 2011

Amar a orillas del Ebro. El otoño (VI).

Amar a orillas del Ebro: el abecedario de incógnitas (I)
Amar a orillas del Ebro (II)
Amar a orillas del Ebro revuelto (III): Stendhaliana y Pseudostendhaliana
Amar a orillas del Ebro revuelto (IV): Stendhaliana. Alea iacta est
Amar a orillas del Ebro revuelto (V): Stendhaliana. Alea iacta est.
Amar a orillas del Ebro revuelto (VII)

1. Fiebre

El amor es como la fiebre, nace y desaparece sin que la voluntad intervenga en absoluto.
Stendhal, Del amor (I, cap. V)
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2. Flechazos

Nada favorece tanto los flechazos como las alabanzas hechas de antemano, y en boca de mujeres, a la persona de quien se habla.
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Stendhal, Del amor (I, cap. XXIII)


3. Frenético

Durante toda la novela Julie o La nueva Eloísa, de J. J. Rousseau se nota demasiado el amor por la virtud, que impide al amor ser frenético (hablo como poeta o pintor de pasiones).
Stendhal, Diario, 17 de septiembre de 1805
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4. Frío

Soy vehemente, apasionado, loco, excesivamente sincero en la amistad y en el amor hasta el primer frío. Entonces, de la locura de los dieciseis años paso, en un abrir y cerrar de ojos, al maquiavelismo de los cincuenta y, al cabo de ocho días, no queda ya más que hielo a derretir, frío perfecto.
Stendhal, Recuerdos de egotismo (cap. VII)
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5. Fuego

Un amante nunca opina que ha mostrado lo suficiente el fuego que lo consume.
Stendhal, Italia en 1818 (26 de septiembre de 1818)
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6. Galanes

Cuentan que hay muchachas que tienen galanes a quienes no ven más que cuando pasan por la calle; se hacen unas cuantas señas mutuamente, se ven en la iglesia los domingos; bailan juntos como mucho dos tres veces al año. Pero, con frecuencia, en una intriga tan sencilla se dan los sentimientos más hondos.
Stendhal, Roma, Nápoles y Florencia (1826) (con fecha de 8 de dic. de 1816)
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7. Furia

Se adueñan de mí a veces momentos de furia cuando pienso que pudo entregarse sin amor.
Stendhal, Diario, 21 de octubre de 1805
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Todas las citas están sacadas de Stendhal, Diccionario del amor, edición de Pierre-Louis Rey, Barceloa, ed. Alba, 2008. Trad. María Teresa Gallego Urrutia.

lunes, 17 de enero de 2011

Historias perrunas

Las intensas relaciones entre los perros y sus dueños dan para mucho. Están presentes en la hagiografía cristiana, en la mitología popular, en las historias de fantasmas, hasta en los trabalenguas. No es raro que en las familias haya un mítico perro que una vez hizo tal o cual maravilla, hazaña, gracia o excentricidad. En los pueblos no es raro oír contar historias de heroicas intervenciones suyas, de anticipaciones a desgracias imprevistas. Si la disociación esquizoide de los hombres se decanta por la civilización en la mayor parte de los casos, haciendo pesar más la reflexión que el instinto bruto, en el caso de los perros, esos seres ni incluidos ni excluidos (Rilke), prima el instinto. Por fortuna, ese instinto, a diferencia del de muchas personas, suele ser bueno, limitado a la satisfacción incruenta de sus necesidades.

La relación que se establece con estos animales es muy difícil de imaginar antes de que se produzca, pertenece a esas gratas sorpresas que a veces nos depara la vida, en mi caso la vida adulta. Sí, son pesados, pedigüeños, a menudo acaban haciendo su santa voluntad, pero, a cambio, fingen hacernos creer que necesitan salir a la calle hasta cuatro veces al día y también fingen estar interesados en las pelotas, palos y hasta piedras que nos afanamos en tirarles. Lo fingen y normalmente consiguen convencernos. Y qué se puede decir de lo bien que nos hacen creer que se alegran de nuestra llegada a casa. A veces pienso, sin embargo, que esta última, es una de las cosas en las que -por lo menos mi perro- representan peor el papel dinamizador de la visa doméstica que han asumido. Cómo es posible , si no es por un exceso de celo, una especie de inconsciente sobreactuación, que basten unos quince minutos de ausencia para que se comporten como ni siquiera me comporto yo con mis deudos después de vivir un mes de vacaciones separados. Esos saltos, golpes de cola, simplemente porque te has ido a pedir sal al vecino y te has enrollado un ratito son algo que con un par de milenios más de convivencia aprenderán a moderar hasta hacerlos creíbles. Creo es las breves ausencias son una de las pocas circunstancias en que se les va la bola y sobreactúan. He de decir, no obstante, que el mío es bastante sincero y no suele fingir que le gusta lo que no le gusta, desdeña los palos que le tiro y si tiene un día debajón, quizá por un exceso de buenos olores, enseguida quiere volver a casa y no es capaz ni de aparentar que le interesan las perras, una de sus actuaciones preferidas, verdaderamente convincente, una de esas actuaciones que yo reprimo, quizá por un exceso de civilización, cuando estoy ante alguien me gusta

Digo todo esto a raíz de unas fotos que descubro en la prensa de un perro que lleva varios día velando la tumba de su dueño muerto en Brasil en los recientes corrimientos de tierra (clica sobre el pie de foto para obtener más información):

Brasile Leao, il cane che veglia la padrona morta

Brasile. Leao, il cane che veglia la padrona morta.

Brasile Leao, il cane che veglia la padrona morta

Y me vienen a la cabeza las palabras de Valéry: “Les animaux, qui ne font rien de inutile, ne méditent pas sur la mort” (Trad.: Los animales, que no hacen nada inútil, no meditan sobre la muerte)(citado por Grenier, Roger, Les larmes d´Ulysse, Gallimard, 1998, p. 11) y también:

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Valéry, Paul, Cuadernos (1894-1945), Galaxia Gutemberg, 2007, p. 521. trad. de M. Privat, F. Sáinz y A. Sánchez Robayna.

Y recuerdo unas recientes páginas de J. Banville (Los infinitos, Anagrama, 2010, p. 193-95) en las que se basa una parte del texto que introducía este post:

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Los tres libros citados:

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domingo, 16 de enero de 2011

Rincón último. Muere Augusto Algueró

Muere Augusto Algueró, autor de tantas canciones de goma arábiga, pegamento Imedio, Supergen y hasta Loctite. Recuerdo que alguna vez me pillé, quizá bajando unas escaleras o al salir del metro, cantando canciones suyas. Inmediatamente me reprimía y callaba, pero no podía evitar acabar la frase, y hasta repetirla al cabo de unos minutos. Cuántas otras veces, sin embargo, no me habré dado cuenta, ensimismado en la melodía, de que estaba tarareando algo suyo, cuántas veces otras alegrías, otros anhelos, no se habrán disfrazado con retales de sus notas.

En cierto sentido, se puede decir que la música pop, la canción ligera, es la heredera del folclore en el capitalismo. Hubo un tiempo en el que entre la música culta y la popular había buena comunicación y no solo durante el romanticismo. “La gran música en la tradición europea, afirmaba el joven Bernstein, había crecido orgánicamente a partir de fuentes nacionales, tanto en un  sentido material (melodías folclóricas que sirven como fuente para la composición) como en un sentido espiritual (música folclorizante que expresaba el espíritu de un lugar).

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La concepción en dos niveles de Bernstein, que reconoce en igual medida la autonomía de la música y su función social, constituye un buen ejemplo para explicar por qué la música negra conquistó aquellos espacios con menos prejuicios de la Norteamérica  blanca” (El ruido eterno, Ross, Alex, Seix Barral, 2009, p., 160). Hoy la gran industria discográfica parece haber apostado por otras opciones y, salvo marcadas individualidades, casi todo resulta fruto de recetas industriales, producto precocinado intercambiable, chunda chunda, grititos, ridículas exhibiciones vocales o sobreactuaciones a lo Bumbury. Quizá sean los cantantes hispanoamericanos los que mejor han conservado el vínculo con los ritmos folclóricos, de los que las grandes figuras internacionales beben sin parar.

La muerte de Algueró me ha traído a la cabeza, no sé si justamente o no, el famoso Elogio de la mala música, de  Proust, un  elogio de cierto tipo la música popular, que, por cierto, a Proust siempre le supo levantar. Digo que la asociación entre Algueró y la mala música no sé si es justa y si ante sus composiciones hay que “taire un moment" losdédains esthétiques”. Desde luego, Algueró, por lo que se refiere a “l´importance du rôle social de la musique”, ocupará un lugar relevante en la memoria de varias generaciones:

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Proust, Marcel, Les plaisirs et les jours, Gallimard, 1924 (Folio, 1973), p., 229-231.

Encuentro esta traducción en una página web:

ELOGIO DE LA MALA MÚSICA

DETESTAD la mala música, no la despreciéis. Se toca y se canta mucho más, mucho más apasionadamente que la buena, mucho más que la buena se ha llenado poco a poco del ensueño y de las lágrimas de los hombres. Sea por eso venerable. Su lugar, nulo en la historia del Arte, es inmenso en la historia sentimental de las sociedades. El respeto, no digo el amor, a la mala música es no sólo una forma de lo que pudiéramos llamarla caridad del buen gusto o su escepticismo, es también la conciencia de la importancia del papel social de la música. Cuántas melodías que no valen nada para un artista figuran entre los confidentes elegidos por la muchedumbre de jóvenes romancescos y de las enamoradas. Cuántas"sortijas de oro", cuántos "Ah sigue dormida mucho tiempo", cuyas hojas son pasadas cada noche temblando por unas manos justamente célebres,mojadas por las lágrimas de los ojos más bellos del mundo, melancólico y voluptuoso tributo que envidiaría el maestro más puro —confidentes ingeniosas e inspiradas que ennoblecen el dolor y exaltan el ensueño y que, a cambio del ardiente secreto que se les confía, ofrecen la embragadora ilusión de la belleza. El pueblo, la burguesía, el ejército, la nobleza, así como tienen los mismos factores, portadores del luto que los hiere o de la alegría que los colma, tienen también los mismos invisibles.

mensajeros de amor, los mismos confesores queridos. Son los músicos malos. Este irritante estribillo, que cualquier oído bien nacido y bien educado rechaza nada más oírlo, ha recibido el tesoro de millares de almas, ha guardado el secreto de millares de vidas, de las que fue inspiración viviente, consuelo siempre a punto, siempre entreabierto en el atril del piano, la gracia soñadora y el ideal. Esos arpegios, esa "entrada"han hecho resonar en el alma de más de un enamorado o de un soñador las armonías del paraíso o la voz misma de la mujer amada. Un cuaderno de malas romanzas, resobado porque se ha tocado mucho, debe emocionarnos como un cementerio o como un pueblo. Qué importa que lascaras no tengan estilo, que las tumbas desaparezcan bajo las inscripciones y los ornamentos de mal gusto. De ese polvo puede elevarse, ante una imaginación lo bastante afín y respetuosa para acallar un momento sus desdenes estéticos, la bandada de las almas llevando en el pico el sueño todavía verde que las hacía presentir el otro mundo y gozar o llorar en éste.

Un par de canciones compuestas por Algueró:

Penélope: El crimen fue en Italia.

Y el corazón contento, con un Palito Ortega que recuerda al ángel lleno de gracia nonchalante de Teorema (Pasolini).