domingo, 16 de octubre de 2011

Doodles de Google, de los Pac-Man a I. Calvino

Según explica la página misma de Google dedicada a ellos, los doodles  “se conocen como los cambios decorativos que se realizan en el logotipo de Google para conmemorar festividades y aniversarios y las vidas de científicos y de artistas famosos. El equipo de los doodles siempre encuentra una forma artística de conmemorar eventos únicos, ya se trate del inicio de la primavera, del aniversario del nacimiento de Albert Einstein, o del 50º aniversario del descubrimiento del ADN”.

Suelen ser bastante sosos, faltos de ingenio, o almibarados, como de mala pastelería que abusa de los edulcorantes. Otras veces, la punta de sal que muestran se ve lastrada por un diseño que hace pensar en la peor herencia de Disney. Quizá solo cuando la imagen de partida es potente y permite un buen juego visual con el nombre del buscador presentan resultados brillantes, sobre todo si al clicar sobre la letras o los muñecos suceden monerías inesperadas, como ocurría con  el original de los teleñecos:

henson

O con el dedicado a Les Paul, en el que sonaban las cuerdas de una guitarra:

lespaul

Y hasta con el que conmemoraba la figura de F. Mercury, que se abría a toda una secuencia de dibujos animados con fondo musical de Don't stop me now:

mercury

En mi opinión, los mejores son los menos esclavos del nombre del buscador, aunque da la impresión de que es condición necesaria que la palabra Google se pueda leer con suficiente claridad. El dedicado a Mendel o a los Pac-Man, también animado, podrían ser ejemplos de ello:

gregormendel11-hp

PAC-MAN's 30th Anniversary Doodle - PAC-MAN™ & ©1980 NAMCO BANDAI Games Inc.

En el otro extremo estarían las series deportivas, dedicadas a las Olimpiadas, o los mundiales de futbol.

turkey_home2Por lo demás, la evolución formal entre algunos de los primeros doodles, como el del pavo del Día de Acción de Gracias, de 1999, y los actuales es notable, aunque alguno de los recientes, mother10-hpcomo el del Día de la madre en Irlanda (Mar 14, 2010 Mother's Day - Ireland, UK) tenga un aire retro artesanal, tan ligado a lo tópicamente irlandés, por otro lado.

Los motivos por los que aparecen los doodles son de lo más variado, lo cual supone uno de sus mejores ingredientes. Desde la vuelta de la sonda Hayabusa hasta los patios cordobeses, pasando por el quincuagésimo aniversario de Lego, lo evocado resulta sorprendente. Seguramente por ello, muchos doodles no están presentes en todos los buscadores locales, sino solo en aquellos que se consideran más vinculados al acontecimiento o al personaje que se quiere celebraro. El último que he visto, por ejemplo, no se publicó en la página española de Google, pero sí en la italiana y en algunas de habla inglesa. Se trata del dedicado a Italo Calvino, aparecido el pasado 15 de octubre, día en el que se cumplían 88 años del nacimiento del gran escritor italiano:

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La imagen está inspirada en Le Cosmicomiche (1964), en concreto en la primera de las doce narraciones que componen el libro, La distanza della luna. Se trata ya de un Calvino en todo su esplendor, en el que la tradición y la innovación se funden felizmente: ciencia y literatura, seriedad y humor, ingenio y profundidad, todo ello camino  de los rasgos que el autor hubiera querido ver en la literatura del tercer milenio y cuya formulación hizo en su libro póstumo, Lezioni americane: Sei proposte per il prossimo millennio: levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad, consistencia.

El doodle de Calvino seguramente se ha basado en párrafos como el siguiente:

“Il nostro lavoro era così: sulla barca portavamo una scala a pioli: uno la reggeva, uno saliva in cima, e uno ai remi intanto spingeva fin lì sotto la Luna; per questo bisognava che si fosse in tanti. Quello in cima alla scala, come la barca s’avvicinava alla Luna, gridava spaventato: - Alt! Alt! Ci vado a picchiare una testata! - Era l’impressione che dava, a vedersela addosso così immensa, così accidentata di spunzoni taglienti e orli slabbrati e seghettati. In realtà, d’in cima alla scala s’arrivava giusto a toccarla tendendo le braccia, ritti in equilibrio sull’ultimo piolo. Avevamo preso bene le misure (non sospettavamo ancora che si stesse allontanando); l’unica cosa cui bisognava stare molto attenti era come si mettevano le mani. Sceglievo una scaglia che paresse salda (ci toccava salire tutti, a turno, in squadre di cinque o sei), m’aggrappavo con una mano, poi con l’altra e immediatamente sentivo scala e barca scapparmi di sotto, e il moto della Luna svellermi dall’attrazione terrestre. Sì, la Luna aveva una forza che ti strappava, te ne accorgevi in quel momento di passaggio tra l’una e l’altra: bisognava tirarsi su di scatto, con una specie di capriola, afferrarsi alle scaglie, lanciare in su le gambe, per ritrovarsi in piedi sul fondo lunare. Visto dalla Terra apparivi come appeso a testa in giù, ma per te era la solita posizione di sempre, e l’unica cosa strana era, alzando gli occhi, vederti addosso la cappa del mare luccicante con la barca e i compagni capovolti che dondolavano come un grappolo dal tralcio.”
Italo Calvino, La distanza della Luna, Le Cosmicomiche, Mondadori, I Meridiani,  Vol. II, 1994, p. 82-83

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