viernes, 7 de enero de 2011

Amar a orillas del Ebro revuelto (IV): Stendhaliana. Alea iacta est.

Amar a orillas del Ebro: el abecedario de incógnitas (I).

Amar a orillas del Ebro (II)

Amar a orillas del Ebro revuelto (III): Stendhaliana y Pseudostendhaliana

Amar a orillas del Ebro revuelto (V): Stendhaliana. Alea iacta est

Amar a orillas del Ebro. El otoño (VI)

Amar a orillas del Ebro revuelto (VII)

Celestial

1. Ese amor tan celestial,tan apasionado, que me habría arrebatado de la tierra por completo para transportarme al país de las quimeras, pero de las quimeras más celestiales, más deliciosas, más apetecidas, no alcanzó eso que llaman la dicha hasta septiembre de 1811.
Stendhal, Vida de Henry Brulard, (cap. XLVI)
arboles

Estados Unidos

2. Hay tal hábito de razón en los Estados Unidos que han convertido la cristalización en algo imposible.
Stendhal, Del amor, (II, cap. I)
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Espera

3. Cuando vamos por la noche a ver a la mujer a la que amamos, la espera de tan grande dicha hace que todos los momentos que nos separan de ella resulten insoportables.
Stendhal, Del amor, (I, cap. XXIV)
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Esperanza

4. Basta con una dosis mínima de esperanza para que nazca el amor. Luego, al cabo de dos o tres días, puede faltar la esperanza, pero no por ello el amor deja de haber nacido ya.
Stendhal, Del amor, (I, cap. III)
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Extrañeza

5. En un alma del todo indiferente, en una joven que viva en un castillo aislado y en un lugar rural remoto, la más leve extrañeza exacerba mucho la atención. Por ejemplo, un cazador joven a quien divisa e improviso en el bosque, cerca del castillo.
Stendhal, Ernestine, (“Suplementos” a Del amor)
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Exactitud

6. En el siglo XVI gustaba la exactitud en las historias de amor. Y es que la inteligencia no enjuiciaba esas historias; la imaginación las sentía y la pasión del lector se identificaba con la de los protagonistas.
Stendhal, Crónicas italianas, (“La abadesa de Castro”, cap. II)
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Todas las citas están sacadas de Stendhal, Diccionario del amor, edición de Pierre-Louis Rey, Barceloa, ed. Alba, 2008. Trad. María Teresa Gallego Urrutia.

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