martes, 6 de abril de 2010

Paredondehelarte. Texto de presentación de la expo de Reyes Casasnovas.

Ricardo Duerto ha escrito el texto de presentación de la expo de Reyes Casasnovas. Junto con la presentación escrita por ella misma (http://holdontightmarie.blogspot.com/2010/04/paredondehelarte-la-exposicion-de-abril.html) hará parte del programa de mano que próximamente podrá recogerse en la E.O.I.1Z.

Era como si mi mano tuviera vida propia. Tú dibuja, me decía a mí mismo, dibuja y no te preocupes, ya pensarás en ello después.

Paul Auster, El palacio de la luna

Como Reyes Casasnovas, hay quien posee esa varita mágica –ya sea un lápiz del 4 o un pincel del 15- dotada de tal movimiento que, con idéntica energía, lo mismo te traza una historia que te relata un cuadro, te garabatea un bloc o te llena de grafitis la ciudad. No importa que la palabra grafiti no esté incluida en la 22ª edición del Diccionario de la Academia. También hay quien piensa que el arte plástico acabó con el preciosismo de hace dos siglos o que cubismo es el nombre de la última vanguardia. Dará igual si el pelo de su varita es de marta siberiana o de ardilla canadiense, pues en estos lienzos, en los que la armonía destaca por encima de la melodía, prima la tonta fantasía, la fuerza poética o la santa rebeldía. Su método de trabajo es de tipo huracanado: están pintados en mitad del salón de su casa o en medio del campo, bajo los riscos de Cadrete; de pie, sentada, tumbada o a gatas. Hablando de felinas, lo suyo es reconocer –justo aquí– que la aventura gatuna del Departamento de Español la propició ella. Hace unos meses alguien comparó a Reyes Casasnovas con la Jean Seberg protagonista de Al final de la escapada. Sería por su mirada indomable o por su manera de respirar. No sé.

No obstante, si prescindes de elaborados discursos teóricos, no te dejas abrumar por las citas intelectuales o eres de los que no suelen creer en este tipo de presentaciones, estarás entre los elegidos para acceder a estos óleos sin más juicios ni prevenciones que habitar en su oleada de color, como en los vitrales góticos; en el color de su ritmo, como en el swing del jazz; en el ritmo de sus formas, como en las constelaciones de estrellas; en la forma del fondo, como en los buenos cuentos; en el fondo de las olas, como en los mejores sueños. Y residir, durante el tiempo que estés dispuesto a concederte, en barras de bares galácticos, tablaos flamencos, tabernas portuarias donde escuchar fados o en cualquier bistrot del sur de Francia. Para mimetizar todo tugurio en una villa de recreo o en un palacio vienés, y ser uno más entre la variopinta y descarada clientela de criaturas tan lunáticas como sensibles. Excelsas como pequeños dioses o sensuales diosas. Como elegantes reinas. Como reyes.

RDR

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