jueves, 14 de enero de 2010

Estos últimos langostinos del día se han ofrecido a montar la guardia nocturna por si algún siluro levantara la cabezota.

Francés (9)

La grosse crevette s´appelait K. Elle nageait t toujours sans rime ni raison par les eaux froides de la mer accompagnée de son vieux gardien qu´on appelait P. Le sorcier puisqu´il trouvait toujours les choses les plus étonnantes au fond de la mer. K. occupait ses heures d´enfance a feullitant les vieux volumes qui remplissaient la bibliothèque du fond de la mer. C´est peut-être à cause des heures passées à lire ces tomes, que son esprit acquérait des teints de mélancolie. La nuit, dans la solitude de sa grotte elle rêvait de poésie mais quand elle se réveillait elle ne trouvait pas les mots, elle ne savait pas comme faire. Un matin froid d´hiver, le sorcier a trouvé une grande caisse en métal que l’a offerte K. Après l´avoir ouverte elle est restée stupéfaite, elle a vu quelque chose qu´elle n´avait jamais observé, des centaines de flacons en cristal qui étaient pleins de lettres. Tout avant elle s´est rendu compte qu´elle avait trouvé ses mots rêvés. Elle a commencé a ouvrir les flacons, elle prenait un « a », tout de suite un « s » et ses premiers vers pleins de mélancolie sont apparus : Je peux écrire le plus tristes vers cette nuit, écrire par exemple : La nuit est étoilée et les astres d´azur tremblent dans le lointain. Ses rêves s´étaient accomplis, quelques instants plus tard elle a repris son chemin très heureuse.

TRADUCCION

El langostino se llamaba K. Siempre nadaba, sin ton ni son, acompañado de su viejo guardián a quien llamaban P. el Brujo pues siempre encontraba las cosas más sorprendentes en el fondo del mar. K. empleaba sus horas de infancia hojeando los viejos volúmenes que llenaban la biblioteca del fondo del mar. Quizás a causa de las horas empleadas leyendo aquellos tomos, el que su mente adquiriera tintes de melancolía. Por las noches, en la soledad de su cueva, soñaba con poesía pero cuando despertaba no encontraba las palabras ni sabía cómo hacerlo.

Una fría mañana de invierno, el Brujo encontró en el fondo del mar una gran caja de metal que regaló a K. Al abrirla quedó estupefacta, contempló algo que nunca antes había observado. Centenares de frascos de cristal repletos de letras. Enseguida se dio cuenta que había encontrado sus palabras soñadas. Comenzó a abrir los frascos, cogió una “a”, luego una “s” y sus primeros versos llenos de melancolía aparecieron:

“Puedo escribir los versos más tristes esta noche, escribir por ejemplo:

La noche está estrellada y tiritan, azules, los astros a lo lejos.”

Sus sueños se habían cumplido e instantes después retomó su camino muy feliz.

ANGEL MARIA HERNANDO BARRIO

Inglés (17)

Christmas decorations

The prawn forgot all about good manners, took off the plate, flew across the dinning room and, performing a balancing act in its fall, it ended up hooked onto the Christmas tree, hanging upside-down like a candy cane.

My friend turned pale and remained speechless staring at me. Her boy friend pretended not to have noticed anything. I couldn’t help giggling and my friend’s boy friend’s friend, looking discreetly my fish knife and fork, whispered in my ear: “May I show you how to shell them?” I nodded and smiled at him. Then, he carefully held the prawn with his left hand and with the other, very ceremoniously, he wrung the head of the animal, beheading it. Immediately afterwards, he shelled it saving the tail and he offered it to me with a slight bow of his head. I accepted the present really pleased.

A few days later, my friend, her boy friend and I went to have dinner to our forth fellow dinner’s home. By the table, there was a Christmas tree decorated with golden fish slices and forks and prawns hanging upside-down like candy canes.

TRADUCCIÓN :

Adornos navideños

El langostino pasó de guardar las formas y despegó del plato, atravesó volando el comedor y, haciendo piruetas en su descenso, acabó enganchado en el árbol de Navidad, colgando cabeza abajo a modo de bastón de caramelo.

Mi amiga palideció y se quedo mirándome fijamente sin habla. Su novio fingió no haberse dado cuenta de nada. Yo no pude evitar que me entrara la risa tonta y el amigo del novio de mi amiga, mirando discretamente mi cubierto de pescado, me susurró al oído: “¿quieres que te enseñe a pelarlos?” Asentí con la cabeza y le sonreí. Entonces él, con cuidado, sujetó el langostino con la mano izquierda y con la otra, muy ceremoniosamente, retorció la cabeza del animal, decapitándolo. A continuación lo peló conservando la cola y me lo ofreció con una leve inclinación de cabeza. Acepté realmente encantada el presente.

Unos días después, mi amiga, su novio y yo fuimos a cenar a casa de nuestro cuarto comensal. Junto a la mesa había un árbol de Navidad decorado con palas de pescado y tenedores dorados, y langostinos colgando cabeza abajo como bastones de caramelo.

Pilar Ruiz

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